CULTURA METRO
Medios del buen encauzamiento
“El poder disciplinario, en efecto, es un poder que, en lugar de sacar y de retirar, tiene como función principal la de "enderezar conductas"; o sin duda, de hacer esto para retirar mejor y sacar más. No encadena las fuerzas para reducirlas; lo hace de manera que a la vez pueda multiplicarlas y usarlas. En lugar de plegar uniformemente y en masa todo lo que le está sometido, separa, analiza, diferencia, lleva sus procedimientos de descomposición hasta las singularidades necesarias y suficientes. "Encauza" las multitudes móviles, confusas, inútiles de cuerpos y de fuerzas en una multiplicidad de elementos individuales, pequeñas células separadas, autonomías orgánicas, identidades y continuidades genéticas, segmentos combinatorios. La disciplina "fabrica" individuos; es la técnica específica de un poder que se da los individuos a la vez como objetos y como instrumentos de su ejercicio. No es un poder triunfante que a partir de su propio exceso pueda fiarse en su superpotencia; es un poder modesto, suspicaz, que funciona según el modelo de una economía calculada pero permanente. Humildes modalidades, procedimientos menores, si se comparan con los rituales majestuosos de la soberanía o con los grandes aparatos del Estado. Y son ellos precisamente los que van a invadir poco a poco esas formas mayores, a modificar sus mecanismos y a imponer sus procedimientos. El aparato judicial no escapará de esta invasión apenas secreta. El éxito del poder disciplinario se debe sin duda al uso de instrumentos simples: la inspección jerárquica, la sanción normalizadora y su combinación en un procedimiento que le es específico: el examen.”
Vigilar y Castigar- II Los medios del buen encauzamiento-Michael Focault
Vigilancia Jerárquica

El ejercicio de la disciplina supone un aparato en el que las técnicas que permiten ver inducen efectos de poder y donde, de rechazo, los medios de coerción hacen visibles a aquellos sobre quienes se aplican. En el transcurso de la época clásica, vemos construirse esos “observatorios” de la multiplicidad humana. Al lado de la gran tecnología de los anteojos, de las lentes, ha habido las pequeñas técnicas de las vigilancias múltiples, miradas ven sin ser vistas.
En el Metro de Medellín siempre se está en una constante vigilancia, en todo momento los usuarios están siendo analizados, estructurados, observados y controlados, sobre todo por el mecanismo llamado Cultura Metro.
El poder indiscreto, en este caso en específico, son los mismos usuarios del sistema de transporte que gracias al buen conductismo que aplicó el Metro, sirven también como vigilantes del cumplimiento de la norma.
Por otro lado el poder discreto son las cámaras de seguridad instaladas en las estaciones y vagones, los policías y las bocinas que son utilizadas para ejercer completamente el poder de la institución.
Sanción normalizadora

En el centro de todo sistema disciplinario funciona un pequeño mecanismo penal. Las disciplinas establecen una “infra-penalidad”; un espacio que las leyes dejan vacío al reprimir conductas que su relativa indiferencia hacía sustraerse a los grandes sistemas de castigo.
En el sistema de transporte Metro se observan dos tipos de sanciones, la que indica la norma y la sanción social que es más correctiva para el individuo.
La que indica la norma es presentada como expulsión de las instalaciones o voces preventivas presentadas por las bocinas ubicadas en los vagones y estaciones, los que hacen estas alertas es incomodar al sujeto para que tome la conducta correcta puesto que el poder de normalización obliga a la homogeneidad.
La sanción social se manifiesta de forma directa e informal al individuo, sino se cumplen las normas establecidas por la Cultura Metro se es tildado de inculto, ignorante, basto y burdo hasta hacer sentir tan mal al sujeto que cumple la norma como es estipulada.
El examen
Es una mirada normalizadora, una vigilancia que permite calificar, clasificar y castigar. En todos los dispositivos de disciplina el examen se halla altamente ritualizado. Manifiesta el sometimiento de aquellos que están sometidos.
En el Metro no se realiza el examen como aparato de escritura para la constitución del individuo como objeto descriptible, analizable o constitución de un sistema comparativo, sino que se presenta como el cumplimento de la llegada al destino puesto que para efectuar dicho procedimiento se tiene que cumplir las normas y ser un cuerpo dócil, sino es imposible cumplir.